Un bebé recién nacido no identifica a su madre como una persona independiente sino como parte de él o ella. Sin embargo, al ir creciendo cobra conciencia de esta separación y ello le produce ansiedad. En este momento es cuando el objeto de apego forma a ser parte muy especial de su vida.
Este proceso se denomina fenómeno transicional, el cual puede ocurrir entre los cuatro y seis meses de edad. La importancia de este objeto de apego o transicional es que este le brinda seguridad, paz y tranquilidad al bebé porque es algo muy familiar para él o ella. Este objeto tiene impregnado el olor de su hogar, el cual le transmite calma cuando no está cerca de sus padres.
Suele ser muy suave al tacto como una manta o un peluche ya que muchas veces el bebé va a querer abrazarlo y dormirse con este.
El aceptar este nuevo objeto en su vida es un indicador de que el bebé se encuentra preparado o preparada para establecer nuevas relaciones con otras personas ya que es la primera posesión no-yo del bebé, se está identificando como un ser independiente.
En muchas ocasiones adultos aún conservan su objeto de apego donde encuentran en él siempre consuelo y tranquilidad. Así es como se tejen historias de amor que a veces duran toda una vida.
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